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La meditación Mindfulness retarda el envejecimiento

Actualizado: 4 ene 2023


Me gusta meditar. Me hace sentir a gusto y estoy convencido de que la sensación de calma que produce me ayuda a manejar los retos diarios de mi vida. Hay, por supuesto, momentos en los que no mantengo mi práctica, sentado en silencio 10 o 15 minutos al día, y estos son los momentos de mi vida en los que experimento más estrés.

El estrés nos afecta a todos. No conozco a una sola persona que no se estrese. Pero, lamentablemente, desempeña un papel importante en la enfermedad. De hecho, según los Centros de Control y Prevención de Enfermedades, en los EEUU hasta un 90 por ciento de las visitas al médico pueden estar relacionadas con el estrés. La meditación es un antídoto para el estrés, al igual que una aspirina puede contrarrestar un dolor de cabeza. Una práctica regular puede ser un impulso importante para la salud.

Calma el sistema nervioso. Es bueno para el sistema inmunitario. También es bueno para el corazón; ayuda a producir óxido nítrico (no óxido nitroso - que es el gas de la risa); dilata las arterias, lo que reduce la tensión arterial. También disminuye el ritmo cardíaco.

Pero gracias a la explosión de nuevos estudios de investigación sobre el cerebro, ahora sabemos que también afecta físicamente a nuestra sustancia gris.

Un estudio que lo demuestra fue dirigido por científicos del Centro de Neurociencia Funcional Integrativa de la Universidad de Aarhus, en Dinamarca. La comparación de imágenes de resonancia magnética de cerebros de meditadores con cerebros de no meditadores, demostró que la meditación produce cambios físicos reales en la sustancia gris

de la parte inferior del tallo cerebral. La meditación hace crecer la sustancia gris.

En otro estudio, los científicos Giuseppe Pagoni y Milos Cekic, del Departamento de Psiquiatría y Ciencias del Comportamiento de la Universidad de Emory, en Atlanta, compararon el volumen de sustancia gris del cerebro de personas que practican meditación Zen con otro grupo de no meditadores.

El volumen de sustancia gris normalmente se reduce a medida que envejecemos, esto es lo que los científicos comprobaron en el grupo de no meditadores. Sin embargo, en los meditadores, la sustancia gris no se había reducido en absoluto con la edad. Según los científicos, la meditación tiene un efecto "neuroprotector" en los meditadores: Protege el cerebro de algunos de los efectos del envejecimiento. Esto se refleja en datos de una investigación de Harvard, de 2008, en la que se analizaron los genes de meditadores frente a los de no meditadores. Fue el primer estudio de este tipo que medía el impacto genético de la meditación y encontró que 2.209 genes se activaban de manera diferente en los que llevaban mucho tiempo practicando meditación en comparación con los no meditadores. Incluso, estudiando a los meditadores nóveles, encontraron que se afectaban 1.561 genes tras sólo ocho semanas de práctica de meditación. Llegaron a la conclusión de que los efectos genéticos de la meditación pueden tener consecuencias fisiológicas a largo plazo, una de las cuales es una ralentización del ritmo de envejecimiento.

Todos hemos oído las historias de personas bajo estrés extremo cuyo cabello se vuelve blanco en cuestión de semanas. Sabemos que el estrés puede acelerar el envejecimiento. Así que ¿por qué sorprendernos de que una técnica para combatir el estrés pueda ser capaz de retardar el envejecimiento?

Hay muchas formas diferentes de meditación. Un estudio realizado en el Hospital General de Massachusetts, examinó el impacto de la meditación budista "Insight" en el cerebro. La meditación "Insight" es una técnica que lleva nuestra atención al cuerpo o a concentrarse en la respiración. El estudio mostró que provoca un aumento del grosor de la corteza prefrontal del cerebro, la parte situada justo por encima de los ojos y que se asocia con la atención.

Mientras meditamos se activan varias áreas del cerebro, siendo esto más pronunciado en la corteza prefrontal, porque cuando meditamos centramos nuestra atención en algo - ya sea el cuerpo, la respiración, una palabra, una vela o incluso un ideal espiritual - cuando este área está activa, igual que un músculo cuando se ejercita, crece.

Los neurocientíficos utilizan esta analogía para describir la forma en la que el cerebro cambia. Cuando ejercitamos un músculo, se vuelve más grande y más densa la masa muscular. De manera similar, cuando ejercitamos cualquier parte del cerebro, lo que hacemos cuando meditamos, se hace más grande y más densa la masa neuronal - la sustancia gris. El fenómeno se conoce como neuroplasticidad y describe cómo el cerebro realmente cambia durante toda la vida.

Cuando asistí a la universidad aprendí que el cerebro ha adquirido ya todas sus conexiones neuronales cuando llegamos a adultos jóvenes. La analogía que se usa es que cuando somos jóvenes, el cerebro es un poco como la masa del pan, que puede ser amasada en diversas formas, pero cuando llegamos a adultos jóvenes, metemos la masa en el horno y se convierte en un pan con su corteza. Nos han enseñado que el cerebro no puede "recablearse". Pero ahora esta analogía ha sido abandonada. Ahora sabemos que nunca metemos la masa en el horno. Nuestra sustancia gris está siempre cambiando a medida que experimentamos la vida; cuando aprendemos, caminamos, corremos, bailamos, y cuando nos concentramos, como hacemos cuando meditamos.

Nuestra sustancia gris está cambiando hasta los últimos segundos de nuestra vida. Crece incluso con nuestro último aliento.

Fuente:

http://www.huffingtonpost.com/david-r-hamilton-phd/how-meditation-affects- th_b_751233.html

Traducción: Palouse.com


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