¿PUEDES ESTAR CONFUNDIENDO EL HAMBRE EMOCIONAL CON HAMBRE FÍSICA?
por Mireia Hurtado
Como parte del proceso de aprender a cuidarnos mejor a largo plazo, cada vez se sabe más sobre el vínculo entre la comida y las emociones y sobre la importancia de aprender a manejar el hambre emocional ya que fácilmente la podemos confundir con hambre física. Comer como forma de calmar nuestras emociones puede ser algo que nos dificulte mucho nuestro autocuiado y bienestar.
Para ayudarnos a diferenciar estas dos experiencias, el hambre física de la emocional, a menudo se explica que el hambre física aparece poco a poco y el hambre emocional aparece de repente.
Además, los profesionales que nos dedicamos a éste ámbito normalmente explicamos que cuando tenemos hambre física todo tipo de alimentos nos van bien, mientras que cuando sentimos hambre emocional optamos por alimentos ricos en azúcares y grasas.
Y esto es así porque el hambre emocional es la urgencia de escapar de un desencadenante (una emoción, un pensamiento, un sentimiento, etc. ) y, en cambio, el hambre física aparece a medida que el nivel de energía de nuestras células va disminuyendo progresivamente. Pero lo que no es raro que ocurra es lo contrario, es decir, que lo que pensamos que es hambre emocional es en realidad hambre física.
MI EXPERIENCIA CONFUNDIENDO EL HAMBRE EMOCIONAL CON EL HAMBRE FÍSICA
Experimenté esta confusión durante años, cuando solía atracarme. Pensé que tenía un problema con mis emociones y lo que realmente estaba pasando era que que estaba intentando controlar mi cuerpo. Y restringía la energía que necesitaba mi cuerpo no porque quisiera perder peso, sino porque no quería aumentar de peso.
Y te voy a confesar que no quería escuchar a mi cuerpo porque solía relacionar el hambre con engordar. Así que día tras día de no escuchar a mi cuerpo, de restringir en cierta manera los carbohidratos y las grasas, e incluso el placer, me llevó a comer en exceso como un mecanismo natural de supervivencia para compensar esa restricción. ¿te resuena esto un poquito?
POR QUÉ NO ATENDEMOS NUESTRO CUERPO
Hay varias razones que pueden llevarnos a no escuchar nuestras señales de hambre y desconectarnos del cuerpo:
Estar a dieta para perder peso.
Relacionar el hambre con engordar.
El estrés.
El piloto automático y la desconexión.
Como forma de autocastigo.
Desconexión de nuestro cuerpo por una historia de trauma.
Sea lo que sea, lo importante es darse cuenta de que no cuidar y atender adecuadamente nuestro cuerpo probablemente nos lleve a pensar todo el día en comida, e incluso nos lleve a comer en exceso como forma de restaurar rápidamente los niveles de energía, y probablemente con alimentos ricos en azúcares y grasas, que son los más densos en calorías.
Y podemos experimentar esto como una urgencia que nos lleva a pensar que estamos sintiendo hambre emocional, cuando en realidad lo que estamos sintiendo es hambre física. He trabajado con muchas mujeres que habían estado aprendiendo a manejar sus emociones durante años y que todavía seguían comiendo en forma de atracón. Nunca se habían detenido a pensar que lo que realmente estaba sucediendo era que no estaban atendiendo adecuadamente las necesidades nutricionales y emocionales, de su cuerpo.
Por supuesto, como hice yo, es necesario aprender a manejar nuestras emociones de una mejor manera, pero no tenemos que olvidarnos del cuerpo.
3 CONSEJOS PARA ATENDER TU HAMBRE FÍSICA
– Haz pequeñas pausas durante el día. Haz 3 respiraciones profundas y lleva una atención curiosa a tu estómago para explorar tu nivel de hambre en una escala del 0 al 10, donde 0 es nada de hambre y 10 es muchísima hambre.
– Asegúrate de que tu hambre física no alcanza un nivel de incomodidad, por ejemplo, por ejemplo comiendo frutos secos o una pieza de fruta antes de salir del trabajo, aunque vayas a comer al cabo de poco rato.
– Explora con curiosidad si estás nutriendo adecuadamente su cuerpo. A menudo podemos pensar que comemos mucha cantidad de alimentos, pero si estamos influenciados por la cultura de la dieta, probablemente prepararemos platos bajos en carbohidratos o grasas, y esos alimentos también son necesarios para nuestro cuerpo. No importa cuán lleno esté tu estómago, si no le das a tus células lo que necesitan, seguirás sintiendo hambre. Come de todo (frutas, verduras, cereales, proteínas, grasas,...) y de forma variada para asegurar todo tipo de nutrientes a tu cuerpo.
Probablemente, para poder hacer todo esto, tendrás que empezar a cambiar la relación que tienes con tu cuerpo.
Si estamos continuamente tratando de manipular nuestro cuerpo, es decir, tratando de perder peso o no aumentarlo, no nos permitiremos escuchar a nuestro cuerpo, y difícilmente saldremos del ciclo de restricción/descontrol con la comida.
Personalmente, hasta que no empecé a trabajar en mi autoconfianza y autoestima no dejé de tratar de controlar mi peso como una manera de sentirme mejor conmigo misma.
Escrito por Mireia Hurtado.
https://mireiahurtado.es/
Foto: Freepik
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